martes, 13 de octubre de 2009

Diario del Hincha



La gaceta de Tucumán










Domingo por la tarde, me encontraba en mi casa totalmente decidida a faltar a un viaje de Platense por primera vez en el torneo. Tal vez porque los antecedentes de anteriores partidos no eran muy alentadores y la idea de recorrer 1400 km. para recibir una goleada de los tucumanos no me parecía nada tendedora

Llegadas las 20 hs. una conversación con chicos que viajaban me dio un empujón y exactamente 21:30 me encontré junto a Goyi y Douglas (Fieles compañeros de viaje) en la terminal de Retiro. Vaya uno a saber la razón, pero todos coincidíamos en algún punto con la falta de ganas de viajar. Sin embargo y pese al mal pálpito, nos subimos al micro y emprendimos viaje hacia el norte.


Para el lunes al mediodía ya estábamos en Tucumán y por la tarde emprendimos camino al estadio. Dos de nosotros tomamos un taxi que nos paseó y nos dejó del lado de la popular del Santo, por lo que tuvimos que dar toda la vuelta, pasando entre su hinchada para llegar al sector por donde teníamos que entrar. Creo que faltaba tener las camisetas de Platense puestas, no había forma de pasar desapercibidos de ninguna manera.

Una vez instalados en la cabina y a punto de ingresar los jugadores al campo de juego, miramos expectantes el clima en las tribunas, esperando ver un marco impresionante de papeles, fuegos artificiales y gente haciendo retumbar la cancha, como es común en “La Ciudadela”. Pero por el contrario, el público no era el de siempre, ni la fiesta como de costumbre.

Comenzado el partido y hasta que llego el primer gol, pensé que nuestro equipo era más de lo mismo. Idea que se borro a medida que corrían los minutos y hasta tuvimos la sorpresa de vernos 2 goles arriba. Dado a los errores, creo yo, de como se paró el equipo al final, San Martín nos empata.

Luego del penal atajado por Hernando, las miradas de la gente de la platea, delante de la ventana de nuestra cabina, comenzaron a ser incomodas. Claro, si bien nada se festejó eufóricamente, los gestos y las sonrisas en nuestras caras eran muy difíciles de disimular.

En el entretiempo, la consigna fue “No se festeja mas nada”, pase lo que pase. Pero con el segundo gol la paciencia tucumana se acabó y aunque no hubo gestos de alegría de nuestra parte, empezaron a mirar muy mal y a decirse entre ellos que no nos iban a dejar ir. Buscando calmar las aguas, les hablamos de forma pacifica. Pero, ante la continua presión debimos abandonar nuestros lugares. Justo en ese momento, que salimos, vino el segundo penal. ¿Habremos abandonado la cabala? Yo pienso que si…

Terminado el partido y mientras que en el campo de juego el clima era igual de hostil, varios norteños con las ganas de pelear brotándole por los poros entraron en la cabina de la que nos habíamos retirado y, disimulando totalmente, zafamos la situación.

Dejamos el estadio en auto, detrás del micro de los jugadores, que se fueron, creo yo, más negativos por el empate que nosotros. Me alegra que la sed de revancha para el próximo sábado este muy presente.
Cancha aguerrida, partido aguerrido.
Un empate que dejó sabor amargo, pero, con el pitazo final y el aire entrando nuevamente a los pulmones, recordé que fue mucho más de lo que esperaba.

Viajar hasta allá, quedarse sin pasajes y tener que volver a Bs. As. recién el miércoles a la mañana, valió la pena. Vimos a otro equipo. El retorno fue con imagen positiva, la actitud en el grupo es muy buena y pienso que así, se puede repuntar.

Además conocimos de cerca al nuevo DT. En mi opinión: correcto dirigiendo dentro de la cancha y también afuera conversando con una onda excelente. Sinceramente digo, si el “el humo” que todos dicen que vende el señor Pascutti va a ser siempre como el del Lunes pasado, díganme cuanto y donde tengo que abonar, yo le compró todo.

Sonia Leczner

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